Ayer, después de nadar, y remar con haika de acompañante eterna, me fui a dar un paseo por las orillas de la gasnata. Creí recordar de otros años una zona donde se daba el poleo. Y sí ahí estaba, oloroso e inequívoco. Al recogerlo noté como una sensación ancestral de participar en una cultura centenaria de Castilla.Mi madre me transmitió esta costumbre. Ella dominaba toda clase de hierbas silvestres, té de roca, laurel, romero y las propiedades de cada una de ellas. Después de dejarlo secar hay que "esgranarlo" es decir frotarlo entre las manos para reducirlo a polvo y así poder hacer las infusiones, que sobre todo en el invierno nos reconfortan tanto.
El otro día también en el río -esta vez en las cruceras- cogí una buena cantidad de orégano, que es una de las hierbas más gratas de recolectar por el penetrante olor que desprende. Luego aromatizarán los gazpachos, la pasta o cualquier plato que se nos ocurra.
El tomillo, es de las plantas olorosas la mas común en mi pueblo, está por todas partes, es humilde y cuando se da en grandes extensiones embriaga. También me gusta recogerlo. Después de cada paseo siempre vuelvo con unas ramitas. Tengo toda la casa llena de tarros de cristal con estas plantas de adorno.
El otro día también en el río -esta vez en las cruceras- cogí una buena cantidad de orégano, que es una de las hierbas más gratas de recolectar por el penetrante olor que desprende. Luego aromatizarán los gazpachos, la pasta o cualquier plato que se nos ocurra.
El tomillo, es de las plantas olorosas la mas común en mi pueblo, está por todas partes, es humilde y cuando se da en grandes extensiones embriaga. También me gusta recogerlo. Después de cada paseo siempre vuelvo con unas ramitas. Tengo toda la casa llena de tarros de cristal con estas plantas de adorno.