
Nos sorprendió la belleza de Sta María, su gótico isabelino ya merece la pena el viaje.
Su esplendor lo consigue en los s. XV y XVI y es cuando se construyen sus mejores edificios, religiosos y civiles. Después comienza su tradición vinícola, ganadera y agrícola. De aquí surge la fama de los vinos de la Ribera del Duero, la morcilla y otras delicias gastronómicas de las que hablaré después.
San Juan
Al finalizar el recorrido buscamos un buen asador y nos dimos un pequeño homenaje con la otra industria de Aranda : el lechazo, un exquisito asado de cordero lechal, regado con un estupendo vino de la tierra. Y así quedamos satisfechos en cuanto al alimento del espíritu y de la carne, que ya sabéis que es débil.