
Como cada año por estas fechas nos vamos al Parque del Capricho para hacer Yoga. Esta vez fuimos el 29 de Mayo, pero hasta ahora no he podido poner las fotos, que gentilmente me las ha prestado
Mariana Ortigoza, argentina bonita entusiasta del yoga, (yo no pude hacer fotos) pero siempre hay alguien que me saca del apuro.
Sobre la hierba mojada por el fresco del rocío, así se veía este gigantesco pino, que nos cobijaba y nos prestaba su retorcida trayectoria buscando la luz. Caprichos de la naturaleza.
Umbría, la espesura abraza el cauce y quiere atrapar al agua para que no se escape, para que no se vaya su rumor quedo, bajo el puente.

El
jardín al ser histórico está muy restringida la entrada, no dejan
entrar bicis, ni perros y tiene un horario muy restrictivo, sólo los
fines de semana, además se entra por un torno, igual que a la salida.

El
dios Baco con su decoración de vides, tapado con hoja de parra y
acompañado de su perro. Además enmarcado en templete de columnas
neoclásicas.

Un
íntimo sendero, recóndito, alejado de los grandes espacios, propicio
para la confidencia, para el deleite de la reflexión, para el
romanticismo, para el amor...