jueves, 17 de enero de 2019

Burgohondo


Burgohondo es una población de la provincia de Avila a 36 kms. de la capital y a unos 840 m. sobre el nivel del mar. Se halla situada en la comarca del Alto Aberche que la recorre en 7 kms y que tiene uno de los más bellos parajes que yo he visto, con sus preciosas praderas tapizando sus orillas, y sus majestuosos árboles dando su sombra reparadora. El verano pasado lo visitamos  y la excursión fue inolvidable.





Pero antes de llegar hicimos una breve parada en Navaluenga para visitar Venero Claro, una antigua residencia de Educación y Descanso que Caja Avila concertaba como lugar de veraneo para los niños abulenses. Mi sobrinos y mis hijas pasaron unas estupendas vacaciones en estas instalaciones. En la actualidad es un alojamiento rural.




 Encinares, pinos y jaras, bosque mediterráneo, muchas fincas latifundistas de ganado, reseco por el estío. Indicación de la ruta que lleva al Valle de Iruelas en una hora más o menos.

 Y llegamos a Burgohondo, 1.225 habitantes en el censo del 2017. Huerta feraz, el melocotón es un símbolo del lugar, pero este verano no se dio y nos dijeron que no había buena cosecha, no pudimos probarlos.


Rincones rurales que conservan algunas piedras de otras épocas.

Mosaico con las numerosas pertenencias de la famosa Abadía, lo más importante de este pueblo a nivel artístico
"Se trata del monumento más emblemático de la localidad, y es conocida como la Colegiata Abadía de nuestra Señora de la Asunción. Su fundación acaeció a finales del siglo XI (Ver Calvo Gómez, J. A, El Monasterio de Santa María de Burgohomdo en la Edad Media. Ávila 2009) en plena época de la repoblación de la franja central peninsular. A ella vinieron clérigos regulares de la Orden de San Agustín que la fueron ampliando y embelleciendo hasta su extinción, a principios del siglo XIX. Fue verdadero centro religioso y económico de la zona. De ella dependieron los pueblos que están en su entorno" Wikipedia.





El Zaire, Grupo Escolar de bella traza en granito con gran valor social pues fue construido por los vecinos de Burgohondo, con su esfuerzo y su trabajo en los años 50 




Pero de lo que quedamos enamorados fue de El Alberche a su paso por el paraje de Puente Nueva, El Calderillo. Magnífico baño con el agua frésca y corriente de la que sales totalmente tonificado. Una maravilla.





Otra singularidad que nos sorprendió fue el bosque de alisos que remontando el curso disfrutamos, precioso y que recorrimos con deleite. Es algo único y reparador para las temperaturas del estío en la meseta. 











La gastronomía también hay que mencionarla, pues la huerta y la ganadería de estas tierras altas es estupenda y nos depara un buen llantar.



El sol del atardecer nos hacía guiños y jugaba a esconderse. A veces da tanta pena que se vaya el día que nos ha deparado tanta naturaleza hermosa. 




















Me quedo sin palabras y os dejo las imágenes que hablan por si solas. Volveremos a Burgohondo pues nos ha dejado un hondo recuerdo. 

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