Está lloviendo tanto este otoño que los arroyos que bajan de las montañas corren como hacía mucho tiempo que no los veía así. Esta es la Artezuela, tiene forma de artesa. Aquí veníamos a bañarnos cuando eramos jóvenes y jóvenas (no había piscina en el pueblo).
Ya se va el agua saltando entre piedras y matorrales, camino del Alberche, que se juntará al Tajo y que como sabéis llegará a Lisboa, cuantos kilómetros le quedan aún.
Un canal al fondo, utilizado para el riego de las huertas del pueblo, esas que nos darán luego ricos tomates.
Aquí he querido sacar las nubes colgando de la montaña, el origen del agua, del río, de la vida, de todo.
Al fondo el Cerro Guisando, y el camino que lleva hasta el bosque de pinos, donde se recogen estos maravillosos frutos de la tierra.
un buen amigo nos sorprendió con esta magnífica cesta de míscalos, como hay tanta humedad y buena temperatura se cosechan tan ricamente. Hay también setas de cardo. riquísimas a la plancha simplemente.
Esto son hongos de chopo, cultivadas por Jesús con esmero y dedicación. Cocinadas con ajos, vino y alguna otra cosa que pone la imaginación, tuvimos un buen aperitivo.
6 comentarios:
Qué paisaje tan bonito, y qué cesta de setas... Aquí las llamamos rovellons, y están buscadísimos. A la brasa están deliciosos.
Por una cosa y otra, ya ves, jaja, te envidio.
Enamorada de la Naturaleza. Eso me gusta. En estos tiempos tan agitados, es bueno y reconfortante encontrarse amigos/as que cantan a la Naturaleza, cuyas glosas serían siempre inacabables.
Sigue así. Yo también lo haré en cuantis que tenga un rato de tiempo, como decían en mi pueblo (no sé si seguirán diciéndolo). Ahora "estoy más liao que la pata un romano..."
East, es la madre naturaleza que guarda en su seno estos tesoros para quien sabe buscarlos.
josemary también a ti te gusta el campo, el pueblo y tus raíces.
Ummm, k apetitosos se muestran todas las setas!!! y k placer es caminar por el monte y encontrarlas... recuerdos de la niñez, una vez más. La próxima vez, mandadnos un poquito por seur!!!!!
vir
Virgin, lo que más me gusta es el olor a micelio, a tierra mojada a vida, que desprende el zamajo del pino al levantarlo y mostrarnos este manjar.
Es muy relajante ver correr el agua del rio y viajar mentalmente con ella. ¡Bonitas fotos!
Y que buen remate para ese paseo ha sido el disfrutar de esos riquisimos mízcalos. ¡Una jornada completa!
Recibe un afectuoso abrazo.
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