lunes, 25 de febrero de 2013

El 23 F del 2013


                            C R Ó N I C A S       M A D R I L E Ñ A S 

          De vuelta de la mani, cenando, sonrío ante la curiosa interpretación que hace de ella un canal puntero de televisión: "Miles de personas se manifiestan en 50 ciudades de toda España para protestar....". ¿Miles simplemente? Si sólo en Madrid hemos comprobado personalmente Gloria y yo la asistencia de cientos de miles. Pero mi sonrisa irónica se congela al recordar el tono festivo y jovial, casi alegre, que emplean los presentadores de muchos medios de "comunicación" para dar cuenta de las noticias en España. Y luego se me revuelve el estómago. Por eso los sintonizo cada vez menos. Espero que llegue un día en que ya no lo haga nunca.
       La mani del 23-F, un evento interesante. Hoy me pedía el cuerpo ir, intuyendo tal vez que acudiría bastante gente. Y así ha sido: ¿trescientos, cuatrocientos, quinientos mil? Imposible saberlo. Pero eso, cientos de miles. Una verdadera marea humana, suma de muchas pequeñas mareas multicolores, que se ha adueñado del centro de la capital durante varias horas, destronando a los todopoderosos vehículos a motor. Las calles, plazas y avenidas para los ciudadanos. ¡Qué placer pasear por el centro de la calle de Alcalá, Cibeles, Paseo del Prado, Neptuno, tranquilos, felices y despreocupados, pisando octavillas, panfletos y anuncios invitadores! Venían cuatro o cinco columnas de manifestantes provenientes de distintos puntos de la ciudad, convocados por cientos de asociaciones, colectivos, movimientos, sindicatos y partidos políticos bajo un lema principal: "Contra el golpe de estado financiero y en defensa de los ciudadanos y los servicios públicos. No a los recortes y privatizaciones".
        En la tarde fría y soleada, bajo el hermoso tamiz del crepúsculo, vimos condensarse la muchedumbre alrededor de la diosa Cibeles que, desde lo alto de su carro, parecía contemplarnos divertida y preguntarnos: ¿contra quién venís? ¿Qué gritáis? ¿Qué queréis? Y cientos de pancartas se afanaban por contestarla: "La Sanidad no se vende, se defiende". "Educación pública y gratuita" "Transportes públicos y accesibles a todos los bolsillos" "No a los recortes" "No a las privatizaciones" "Basta ya de corrupción" "Los chorizos a la cárcel" "Los mangantes a prisión sin indultos ni gaitas". "Urdangarín, a trabajar a un Burger King" "Señor Marichalar, a trabajar a un Pizza Hart". Flameaban las banderas, destellaban sus colores al resol postrero y miles de puños y manos abiertas se alzaban proyectando al cielo los cánticos populares: "No, no, no nos moverán..." "El pueblo unido jamás será vencido" "Raaaajoooy, vete ya". Desde Cibeles, ya era casi imposible acercarse a Neptuno, meta de la manifestación. Escurriéndonos como anguilas por entre la gente, saltando cercas, setos y vallas metálicas con piruetas casi circenses, sorteando lecheras policiales, Gloria y yo pudimos alcanzarla al fin y hacer fotos, brazos en alto, en todas direcciones, con el bello marco de fondo del Ritz, el Palace, los Jerónimos y el Casón del Buen Retiro, iluminados ya en la noche invernal.
        Y entonces, oímos un estruendo de tambores, gritos y consignas que se acercaba desde Atocha. Seguimos sorteando siluetas humanas para salir a su encuentro y pronto distinguimos su ritmo poderoso y vibrante, hecho de salsa y, tal vez, ¿será una ilusión mía?, de pequeños toques de calipso y bossa nova. ¡Qué marcha traía ese grupo! Un cuadro de jóvenes maestros públicos vestidos con camiseta verde, dirigidos por una chica esbelta y grácil, ganaba terreno entre la multitud bailando con gracia y aporreando briosamente sus tambores, cantando: "La lucha sigue, de norte a sur, de este a oeste, cueste lo que cueste"  "Este presidente es un delincuente" y "Lo llaman democracia y no lo es, oeoeoe" y "A por ellos, oe, a por ellos, oe...". Era notable la conjunción de sus voces, sus movimientos y su percusión, y atraían como un imán a cientos y cientos de curiosos que se sumaban. entusiasmados, a su concierto sonoro y visual. Era la gran batukada de los profesores, que luchan como leones por defender lo que queda de nuestra escuálida y penosa escuela pública.


        También se veían cientos y cientos de batas blancas sanitarias, no menos peleonas y resueltas que los profes, y los colores de la Justicia, la Dependencia y tantos otros sectores amenazados por quienes han decidido cargarse lo poco que había en España del llamado Estado del Bienestar. A ellos aludía una última pancarta que ví camino de Atocha, ya en retirada: "Los Amos del Universo nos van a recortar hasta el aliento". No, perdón, la última fue otra que ví un poco más abajo, a la altura de Caixa-Fórum: "Si no despegas el culo del sofá, te van a dar de hostias hasta en el carnet de identidad". Juan Ignacio Herrera

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan Ignacio muy ameno y acertado tu comentario. Bravo

Maria Luisa Adães dijo...

Com muito interesse o que nos escreve! Extremamente interessante e atual. Gostei!

Maria Luísa

"os7degraus" - Poesia

Anónimo dijo...

Muy bueno tus comentarios JI, realista !!!. Saludos..

Anónimo dijo...

Gracias reporter.
Estuvimos cerquita.
Besico. ester

Anónimo dijo...

Yo tambien estuve, me recordó otras multitudinarias manifestaciones y me dio basrtante pena por una parte¡¡¡¡dónde hemos llegado!!!!!! y alegria por otra, ¡¡menos mal que nos movemos un poco!!!
Besitos maria

Anónimo dijo...

Muy buén reportaje Juan Ignacio.
Esperemos que el gran descontento demostrado, mueva las conciencias de quienes corresponda.
MIRESA

Anónimo dijo...

Juan Ignacio, amigos! Me gusta esto que has escrito. Te felicito.
(Lo mando a mis amigos).
Un abrazo. Y... sigue, que todavía "nos queda la palabra", que dijo Blas de Otero; pero quién pensaba que la situación que él vivió se iba a repetir ¡y con más crudeza!miguel j.perez

Anónimo dijo...

Juan Ignacio, amigos! Me gusta esto que has escrito. Te felicito.
(Lo mando a mis amigos).
Un abrazo. Y... sigue, que todavía "nos queda la palabra", que dijo Blas de Otero; pero quién pensaba que la situación que él vivió se iba a repetir ¡y con más crudeza!miguel j.perez

Anónimo dijo...

Estupenda la crónica de Juan Ignacio, sé de lo ocurrido por mis hijos ,casi todos ellos enseñantes ,que acudieron a donde no podian faltar.Juanjo y yo nos quedamos con los niños , pero nos hubiera gustado poder estar con todos los que reivindican nuestros pobres derechos .Besos CH.

Glo dijo...

muchas gracias a todos por vuestros comentarios. un abrazo juanignacio

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