jueves, 8 de diciembre de 2016

Galiana, el palacio de la fermosa Judía de Toledo

Desde que leímos "La judía de Toledo" del autor judío alemán,  Lion Feuchtwanger, novela histórica donde se relata que el rey Alfonso VIII restaura para su amada la fermosa judía el palacio de Galiana, estábamos deseando conocer esta construcción de leyenda y aquí estamos en la senda que arranca en el puente de Alcántara y que transcurre al lado del Tajo, en Toledo. 

foto web

Partimos de Madrid con un sol espléndido, pero nos esperaba un día con una niebla cerrada y que duró casi todo el día 
 Antiguo molino que tanto grano molido proporcionaba hasta hace bien poco a nuestros antepasados. Las aves de todos los tamaños, algunas muy grandes nos iban acompañando 
 Nuestros guías toledanos nos amenizaban el camino que nos iba sorprendiendo en cada recodo.  

 Iba crecido el río Tajo, tan lejos de su nacimiento en la Sierra de Urbión, en el Sistema Ibérico, nos recordó la obra de J.L. San Pedro "El río que nos lleva" donde relata el trabajo de los gancheros que utilizaban esta vía para transportar los maderos hasta Aranjuez.

 Y tras un breve paseo llegamos a nuestra meta: el Palacio de Galiana
 No pudimos entrar pues solo lo abren en el buen tiempo, nos recibió un amable guarda que nos explicó el tema. Pero para llegar a él tuvimos que atravesar un prado que nos empapó literalmente los pies y así los llevamos durante todo el día, fue la parte aventura de la excursión, todo el día caminando con ellos mojados.

 La construcción que ha llegado hasta nosotros procede en origen de la Almunia o huerta del jeque de la Taifa de Toledo Almamout, siglo XI.  El nombre procede de la enamorada de Carlomagno, Galiana hija del Taifa del jeque toledano, bellísima leyenda que tuvo mucho arraigo en Toledo, dados los importantes efectivos francos que llegaron con Alfonso VI y que  ha sido novelada por varios autores.
El Tajo transcurre entre idílicos paisajes con los últimos oros del otoño. Está muy bien acondicionada la senda peatonal  y llega hasta Aranjuez y termina en Ciudad Real, así que pensamos volver cuando este abierto esta bella construcción mudéjar. 
Y ya regresando por la senda, seguimos con la niebla que nos acompañará y que nos envuelve el perfil toledano, Castillo de San Servando al fondo,  en una irrealidad que viene muy bien a nuestras evocaciones literarias. Pero aún nos dio tiempo de seguir por los desfiladeros que bordean Toledo, aunque eso lo dejo para otro relato. 







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con las abundantes fotos y las explicaciones al respecto, casi que he hecho el recorrido con vosotros. Me alegro que lo hayais pasado bien. Miguel

Anónimo dijo...

Que bonito todo. Que suerte que podáis viajar tanto. Felices Fiestas y próspero año nuevo. j.miguel

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