Al penetrar en ese amplio espacio urbano veo todavía restos de la carga policial: tenderetes derrengados, hamacas retorcidas, trastos tirados por doquier, colchones rajados, mesas y sillas reducidos a astillas, armazones en esqueleto...¡La que se habrá armado! Pero los grupos de limpieza de la acampada se afanan como si tal cosa y los cientos de curiosos tienen que saltar por encima de fregonas, cubos y alguna que otra mancha de sangre aún sin quitar. Dice un periódico que 121 heridos, uno de ellos grave. No está mal para empezar la represión. Pero en la plaza de Cataluña están que trinan con el señor Puig, conseiller de interior del gobierno catalán. Le achacan toda la responsabilidad por lo sucedido. Dicen que dijo que "por higiene y decoro". Un eslogan de los reacampados se apresura a contestarle: "Mejor empezar la limpieza en el Parlamento". Y luego está el tema del fútbol. "Es que se iban a juntar con los del Barca campeón, y claro..." aseguran que añadió. Pues que se junten, y qué, pienso yo, el fútbol no está reñido con la revolución; al contrario, le da más tono. Fiel a mi costumbre, fisgoneo por allí y pego la hebra con uno de los cabecillas. Me cuenta una película de horror. 500 Mossos como armarios irrumpiendo con cierta brusquedad en el escenario de autos para hacer un poco de ejercicio. "Arrastraban a la gente cogida de los pelos -asegura-, nos pateaban, empujaban y pegaban. Lo arrasaron todo. Se llevaron los ordenadores, los generadores de energía...todo, hasta un mazo de pliegos con firmas de adhesión a la causa de miles y miles de personas". "No -le desmiente un colega-, las firmas se las llevaron unos de la secreta que llevaban días merodeando por aquí y organizaban trifulcas y escándalos de vez en cuando fingiéndose borrachos o drogotas para estropearnos la acampada". "¡Ah! -puntualizo yo, tomando notas-, esto va a ser resultón".
El caso es que, gracias al fallido intento de desalojo del señor Puig o quien sea, la pacífica revuelta barcelonesa ha cobrado nuevos bríos; andaba un poco mortecina, la pobre, y miles de personas se han apresurado a darle ánimos y reconquistar la emblemática plaza. No queda casi nada en pie. Hay que rehacerlo todo desde el principio; desesperante si no fuera porque la alternativa es aún peor. Aquí no es como en Sol, donde lo tienen más o menos montadito y, de momento, sin un rasguño. Además, la plaza de Cataluña es el doble de grande; para llenarla igual de personas y cachivaches haría falta vaciar el barrio del Raval, por ejemplo.
Por ahora, el grueso de la población no está por la labor. Hay que ver, como vimos Gloria y yo, a la muchedumbre descolgarse desde la mismísima plaza de Cataluña, por la avenida de la Puerta del Angel abajo, en dirección al Corte Inglés, Zara, H&M, United Colors of Benetton, Springfield, Louis Vuiton, Máximo Dutti, etc, etc. Cuerpos tersos y lozanos, siluetas envidiables, andares gráciles, ropa y calzado de marca, sonrisas profidén, la euforia de un consumismo feroz y salvaje chispeando en innumerables ojos, transfigurando el océano de rostros como si de un maná celestial se tratara. ¿Podrá colocarlos igual la Revolución en un futuro soñado? Parafraseando a Bob Dylan diré que la respuesta, como siempre, está en el viento.
Juan Ignacio Herrera García
El caso es que, gracias al fallido intento de desalojo del señor Puig o quien sea, la pacífica revuelta barcelonesa ha cobrado nuevos bríos; andaba un poco mortecina, la pobre, y miles de personas se han apresurado a darle ánimos y reconquistar la emblemática plaza. No queda casi nada en pie. Hay que rehacerlo todo desde el principio; desesperante si no fuera porque la alternativa es aún peor. Aquí no es como en Sol, donde lo tienen más o menos montadito y, de momento, sin un rasguño. Además, la plaza de Cataluña es el doble de grande; para llenarla igual de personas y cachivaches haría falta vaciar el barrio del Raval, por ejemplo.
Por ahora, el grueso de la población no está por la labor. Hay que ver, como vimos Gloria y yo, a la muchedumbre descolgarse desde la mismísima plaza de Cataluña, por la avenida de la Puerta del Angel abajo, en dirección al Corte Inglés, Zara, H&M, United Colors of Benetton, Springfield, Louis Vuiton, Máximo Dutti, etc, etc. Cuerpos tersos y lozanos, siluetas envidiables, andares gráciles, ropa y calzado de marca, sonrisas profidén, la euforia de un consumismo feroz y salvaje chispeando en innumerables ojos, transfigurando el océano de rostros como si de un maná celestial se tratara. ¿Podrá colocarlos igual la Revolución en un futuro soñado? Parafraseando a Bob Dylan diré que la respuesta, como siempre, está en el viento.
Juan Ignacio Herrera García
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4 comentarios:
Yo esta forma de acampadas no llego a entenderlas, creo que seria mejor convocar a la gente cada día a la misma hora y hacer así peticiones y marchas por el cambio.
En cuanto a la policía creo que se pasaron mucho.
Un beso
josefina, es una idea muy buena y original, la voy a difundir. gracias
Muy bueno los comentarios de JI todo un escritor, que en sus palabras refleja la realidad de lo que ha sucedido o sucede. Excelente..!! Saludos Mariana
gracias mariana, estamos animando a ji para que abra su propio blog. bss
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